¿Y tú eres ecologista? El clima entre nosotros y los sueños en Navidad

Cierto. Días raros. Será la época del año. A ver… Cumbre sobre el clima. Galardones profesionales. Cenas y copas. Celebraciones. Navidad. Familia. Esquí. Año nuevo… Pero vaya dardo cuando mi amiga del alma me pregunta por el clima entre nosotros. ¿Entre nosotros?

Vale. Introspección. Mirada interna. Sin entrar en temas políticos, que ando cansado. Demasiado ruido externo. Quiero tiempo, quietud (un poco por favor). Se lo comento entonces a esta amiga íntima, se ríe. Y me pregunta entonces por mi conexión con la madre naturaleza.

Pongo cara de póker porque ya creo ser consciente sobre la necesidad de fomentar una cultura ecológica. Con hechos. Menos plásticos, luces bajo consumo, menos polución. “Conexión con la naturaleza y sus ritmos”, insiste.

Ya sé que la Tierra tiene su ritmo. Diario. Y anual. Se acerca invierno en el hemisferio norte. Y mi amiga me recuerda que conectarse con la naturaleza también es fomentar una sensibilidad hacia sus ritmos. Antes de que existiera Navidad, ya se celebraba Navidad. Algo así como la fiesta del sol que renace y alarga sus días ante la noche. El ritmo de la naturaleza, sí. También lo destaca Luis Espiga, director del Triform Institute (https://www.triforminstitute.com).

Solsticio. Culturas antiguas superpuestas. Entremezcladas por muchos muros o fronteras que quieran levantarse. Y así va naciendo un impulso llamado consciencia. Consciencia de lo que nos rodea, consciencia de nosotros mismos. Imprescindible para cultivar un clima menos contaminado en las relaciones humanas. Ese impulso de la consciencia aparece como una llama viva y poderosa que cada uno puede sentir en su intimidad más íntima, asegura mi amiga íntima, la que tanto me quiere.

Una llama que acoge incluso nuestras propias incoherencias y les da valor, retroalimentando esa consciencia reencarnada a modo de proceso alquímico. Como Fabiola Eme, alma recién reencontrada entre galardones, alumbrados entre valores de libertad, igualdad y fraternidad. Dio luz a Tusitala (https://tusitalaproject.com). Una apuesta por el goce intelectual, siguiendo la huella del físico Jorge Wagensberg: No hay conocimiento sin goce. Una maravillosa mezcla que Fabiola Eme cultiva con pasión. Ciencia y arte.

Apostemos por el goce, la luz interna que renace en el solsticio navideño y el goce. La oportunidad de reinventar lo que damos por hecho. No deja de ser un acto de amor y esperanza como afirmaba hace unos días la increíble Whoppi Goldberg. Materia de los sueños que pueden encarnar. Goldberg encarnó los suyos al ser una de las poquísimas actrices negras en hacerse con una de las estatuillas del Oscar. Defensora de los sueños. Necesario romper prejuicios. Empecemos por los que dependen de nosotros mismos.

Por ejemplo. Todavía recuerdo mi sorpresa hace dos años cuando viajé a Nueva York invitado por Pirelli y descubrir que este calendario había cambiado su orientación. No sólo Whoppi Goldberg aparecía como modelo ya entonces en el Pirelli del 2018. En aquel viaje, aparte de codearme con Naomi Campbell en el Manhattan Center, más interesante fue todavía con Thando Hopa, que además de modelo trabajó como abogada en el Tribunal de Johannesburg. Y con la activista gambiana Jaha Dukureh, quien lidera campañas contra la mutilación genital.

Todo un elenco afroamericano invitado a posar por el reconocido fotógrafo Tim Walker que quiso recrear la historia de Alicia en el País de las Maravillas. La obra de Lewis Carrol, pseudónimo del matemático y escritor inglés Charles Lutwidge Dodgson. Vaya, qué casualidad, en la misma línea de Fabiola Eme en esta propuesta de aunar ciencia y arte. Sorpresas de la vida.

El caso es que en aquel encuentro con Tim Walker quiso rescatar el mensaje implícito de esta historia recordando que “todos tenemos algo de Alicia, incluso somos Alicia, una persona con carácter que puede salir adelante en un mundo que todo parece ir a la contra”. En este caso era una Alicia negra, encarnada por la jovencísima Duckie Thot, hija de padres sudaneses refugiados en Australia.

Los sueños dan paso a la justicia desde la prudencia y el coraje, conectando con nosotros mismos. Integrando los sueños. “Los sueños pueden convertirse en realidad. La realidad se nutre de los sueños. Sin ellos, no se construye ninguna realidad”, como también recordó el actor Djimon Hounsou ante los periodistas que nos desplazamos a Nueva York.

El sueño. Un clima menos contaminado, sí. También en las relaciones humanas. Un clima menos contaminado entre nosotros. El sueño del renacimiento de la llama interna. El mejor regalo en estas fechas.