Una semana cualquiera y dormí revolucionada

Aventuras… Arriba y abajo, por ciudad y por costa. Encontrándome con otras personas que conozco y no conozco. También yendo sola. Y trabajando y reuniones. Eso dice mi amiga del alma. ¿Y qué? Le pregunto.

Es una semana cualquiera.

Dicho así no sé, le contesto.

Mira. Este pasado lunes llevé los peques a la escuela. Y después me acerqué a Barcelona a casa de Iván. Nos estamos conociendo. Quiero comer con él. Pero primero tengo un par de reuniones virtuales con mi equipo de trabajo. Y luego seguir preparando un curso que empiezo a dar el miércoles. O lo hacía en casa de Iván o no lo veía.

Suena raro el plan.

No busco ningún plan. Solo quiero charlar y reír. Cuando terminé todo lo que quería preparar, estaba agotada. Mucha tensión. Pero hablar con este amigo me relaja. Tanto que mi cuerpo empezó a fluir. Y tuvimos sexo. Fue la primera vez. Ninguno de los dos lo esperábamos. O sí. Me lo permití. Él se lo permitió. Ni nos dio tiempo a comer. Había que seguir trabajando por la tarde. Mi ser se quedó impregnado de sus olores. Y llegada la noche dormí revolucionada emocionalmente.

No parece una semana cualquiera.

Pues espera. El martes, salió la sentencia de un litigio pendiente desde hace más de un año. Nervios. Es probable que cambie mi día a día en muchos aspectos personales. Y esa noche también dormí revolucionada.

Ufff…!!! No me extraña.

Continúo. El miércoles inicié el curso. Toda la mañana. Satisfactorio. Bien. Disfruté con los hijos después.

Por fin dormiste tranquila.

Espera. Que llegada la noche y los niños durmiendo, empecé a ver “Drive my car” de Ryûsuke Hamaguchi, galardonada con el Oscar a la mejor película internacional del año.

¿Interesante?

Mucho, aunque no la vi toda. Dura casi tres horas y me dormí con sus imágenes y diálogos rondándome por la cabeza. Lo poco que vi me removió. Está basada en un relato corto del japonés Haruki Murakami.

¿Quién es?

Un escritor que ha recibido muchos premios, pero también ha generado polémicas. Hace cuatro años una de sus obras fue declarada indecente por un tribunal de Hong Kong y retirada de ferias de libros.

Y mi amiga del alma sigue comentándome…

…que si el jueves acompañó a su tía a unas pruebas médicas porque tiene cáncer. Difícil no reflexionar sobre la muerte y el sentido de vida. Por la noche volvió a dormir revolucionada.

…que si el viernes los hijos se fueron con el padre hasta el domingo por la noche. También volvió a dormir revolucionada porque se siente entre culpable y aliviada cuando sus peques no están en casa.

Y después continuó contándome el fin de semana.

El sábado se celebraba un acto conmemorativo por mi madre. Falleció hace muchos años, en mi adolescencia. Y dormí revolucionada.

Y el domingo terminé de ver “Drive my car” acompañada de Iván. Antes le pasé la entrevista que le hizo tu colega de “La Vanguardia” Xavi Ayén al premiado y polémico Haruki Murakami.

La leo un momento. Y me impacta una de las respuestas de Murakami: “Considero importante oponerse a movimientos y propuestas que, con la ley en la mano, reducen y limitan la libertad individual en aras de un supuesto beneficio social. No me parece aceptable ni en mi país ni en otros”. Casi seguro que en las redes sociales lo han crucificado.

Se lo digo a mi amiga del alma. Y ella me contesta con otra reflexión del filósofo Arthur Schopenhauer: “Lo que más odia el rebaño es a aquel que piensa de modo distinto; no es tanto la opinión en sí, como la osadía de querer pensar por sí mismo, algo que ellos no saben hacer”.

Personas que piensen por sí mismas…. Me viene a la cabeza uno de los últimos libros de otro filósofo especializado en los nuevos paradigmas de la ciencia, “Pandemia y posverdad” de Jordi Pigem. Muy recomendable. Recupera las distopías “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, “1984” de George Orwell…

Y pregunto a mi amiga del alma que cómo acabó el domingo.

Iván se marchó a su casa. Y yo dormí por fin reconciliada recordando la frase final de “Drive my car”, una escena en donde están representando una obra teatral del ruso Antón Chéjov.

¿Cuál es la frase?

Y viviremos.

Su espíritu me enamora. Mi amiga del alma se mueve como una niña nadando en el agua de la vida.

Pues eso… Una semana cualquiera.