Tú sí que tienes poder, el arte social ¿y el Joker? (I)

Tú sí que tienes poder…. Pues no sé, le contesto a mi amiga. Acaba de entrar en mi casa. La frasecita “Tú sí que tienes poder” me suena a mantra desgastado. ¿No? Pues no, me reta.

¿Has visto Joker, la película?, me pregunta. Es dura, sí. No me dejó indiferente. Pero no sé qué tiene que ver con el poder. Según mi amiga del alma, mucho. Es la capacidad de influencia que cada uno de nosotros tiene sobre los otros. Ya, le respondo. Y ahora me dirás que el Joker no tiene ninguna responsabilidad sobre sus actos criminales. Claro que el Joker es responsable de sus actos. Pero Arthur Fleck antes de convertirse en Joker no tanto, asegura.

Y sigue… De alguna manera u otra somos responsables de nuestros actos. A no ser que consideremos que el ser humano sólo es un animal, sólo es un impulso determinado por el entorno. Tampoco se trata ahora de reavivar la antigua polémica entre conductistas, cognitivos, psicología dinámica… y un etcétera lleno de ramas y arbustos.

¿Entonces?, le reclamo. Y me propone un reto, que al principio no entiendo. Asegura que en mayor o menor medida una parte de nosotros puede sentirse vulnerable. Reconozco que en ocasiones me siento vulnerable, sí. No siempre es cómodo aceptarlo. Y cuando aparece esta sensación de vulnerabilidad, mi poder lo siento muy y muy lejos. Sigo sin ver la conexión pero me invita a indagar.

Buscando tropiezo con una charla TED sobre el poder de la vulnerabilidad (https://bit.ly/3bkGtEk).

Me gusta. Es de Brené Brown, una profesora de investigación en la Universidad de Houston Graduate College of Social Work. Entre otras cosas y resumiendo dice que tras diez años de trabajo social, empezó a darse cuenta que la clave está en la palabra conexión, conexión entre las personas. Según esta investigadora es lo que da sentido y finalidad a nuestras vidas. La conexión. Porque junto a ello existe el miedo inconsciente a la desconexión, a aislarse, a sentirse totalmente solo. No le falta lógica. Al fin y al cabo la propia naturaleza se rige por la conexión. Y nosotros somos naturaleza.

En la naturaleza todo está conectado, tanto las partículas elementales del microcosmos como el macrocosmos. Animales, plantas, agua, aire… y nosotros los humanos. Todos dependemos de todos.

La mera presencia de cada uno de nosotros ya está afectando a nuestro entorno. Más de lo que podamos creer.

Y mi amiga del alma me trae a la memoria a Rosa Parks y lo que sucedió hace ahora unos 65 años en un autobús, en Montgomery, la segunda ciudad más grande de Alabama en Estados Unidos (https://bit.ly/31IRA5F). Era una mujer tímida y cohibida de 42 años. Se convirtió sin pretenderlo en una de las chispas del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos liderado por un joven Martin Luther King, que entonces tenía tan sólo 26 años.

Sí, Rosa Parks influyó sin pretenderlo. Y si tomamos conciencia de esa conexión con todo nuestro entorno podemos convertirlo en un arte social. Un arte social que logra transformaciones increíbles. Hoy más necesario que nunca. ¿Cómo?

Mi amiga del alma me deja con la intriga. Dice que volverá pasados unos días y me lo contará entonces. Vaya.