Tratar la causa. ¿Qué emociones esconden los dolores de espalda?

¿Qué subyace tras una lumbalgia o una contractura en las cervicales? A veces, las tensiones, el desgaste o el dolor no son solo físicos. Escuchar los mensajes del cuerpo puede ayudar a resolver muchos problemas.

Luis ya no sabe qué hacer. Tiene poco más de cincuenta años y se queda «clavado» cada dos por tres. Quien no haya sufrido lumbago tal vez no sepa muy bien qué es eso de quedarse «clavado», pero la expresión no puede ser más clara: la persona no puede moverse literalmente, el dolor la inmoviliza. Sucede sin aviso.

La primera vez se suele visitar al traumatólogo y, con radiografías, resonancias magnéticas y demás pruebas diagnósticas en mano, el médico especialista acostumbra a prescribir reposo, además de antiinflamatorios, relajantes musculares y analgésicos. En el peor de los casos sugiere una operación quirúrgica.

A Luis le ocurrió lo primero. Le diagnosticaron en un ambulatorio de Barcelona una protusión discal. Siguió las pautas establecidas, pero al poco le volvió la lumbalgia. La situación se fue repitiendo e intensificando, y finalmente lo derivaron a una clínica del dolor de la Cruz Roja. La traumatóloga le diagnosticó carillas articulares y, entre otras cosas, le hicieron infiltraciones. Al segundo día tuvo que dejarlo porque en lugar de mejorar empeoraba. Le dijeron que no podían hacer nada más por él.

DOLORES DE ESPALADA SIN CAUSA CLARA

La doctora Maite Angulo, del servicio de traumatología del Hospital de Cerdanya, en Gerona, asegura que la incidencia de las emociones en el dolor de espalda es habitual, excepto si su causa directa es traumatológica. En casos extremos se produce «disociación clínico-radiológica»: las pruebas practicadas dan un resultado objetivo que no refleja la sintomatología que presenta el paciente.

«De las patologías de columna, los casos de dolor lumbar son los más duros y difíciles; en esta zona es donde se da más frecuentemente esta descorrelación entre el dolor y el resultado de las pruebas practicadas». Angulo asegura que hay personas con discapacidad funcional cuyas pruebas salen totalmente bien.

Pero sin llegar a esos casos extremos, «cada vez hay más pacientes con dolor crónico en la espalda cuyo estado emocional tiene un papel principal». David Ponce, fisioterapeuta, colaborador del Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Sant Cugat y autor de El dolor de espalda y las emociones (Ed. Plataforma), explica que, descartando el dolor de origen traumático, por problemas congénitos o el que se asocia a patologías graves, es posible llegar a encontrar la participación activa de las emociones en el origen y la perpetuación de muchos dolores de espalda.

Además, tal como afirma el acupunto Carlos Alsina, partiendo de la base de que no son las cosas lo que nos afectan sino la manera en que cada uno las vive, los dolores de espalda son siempre singulares, personales e intransferibles.

INTERPRETAR EL MENSAJE DEL CUERPO

Álex Cuéllar, osteópata, psicoterapeuta y experto en programación neurolingüística, asegura que manejamos nuestras vidas a través de las emociones. «Y una emoción puede provocar un bloqueo de todo el sistema y por lo tanto bloquear articulaciones, tensionar músculos, etcétera».

Alfons Vinyals, osteópata, quiropráctico y cofundador de la Asociación Profesional de Terapeutas Independientes, formó parte del programa piloto de terapias naturales en el hospital de Mataró, donde el equipo constató la incidencia de las emociones en los dolores de espalda.

Vinyals concreta que el miedo provoca un aumento de la adrenalina y el estrés eleva el cortisol. La conjugación de las dos hormonas en el torrente sanguíneo suele ser sinónimo de contractura, de estado de prealerta, de tensión.

Para Ignacio Montero-Ríos, psicólogo clínico y especialista en reeducación corporal y funcional, el dolor de espalda obliga a parar la actividad o ralentizarla y, por otra parte, nos hace sentir que también somos cuerpo. Para este experto no se trata tanto de que el terapeuta corporal analice cuál puede ser el significado emocional del dolor de espalda sino de poner los medios para que la conciencia del cuerpo revele a su paciente lo que trata de expresarle.

¿Y qué puede revelar? Rosa Briones, analista bioenergética y experta en técnica de reequilibrio corporal Damun, pone un ejemplo. El tratamiento de reequilibrio corporal de la escoliosis incide sobre la información emocional que ha quedado bloqueada en las distintas capas energéticas de la estructura corporal, especialmente en las etapas de la infancia y la pubertad.

LUMBALGIA Y CREATIVIDAD

En las ciáticas o lumbagos, Alfons Vinyals recomienda tener en cuenta la relación con el sacro. A fin de cuentas, la palabra sacro significa sagrado. ¿Y qué hace algo sagrado encajado en la pelvis? «Relacionarse con la kundalini para los orientales, o con la energía sexual para los occidentales.» La energía sexual es energía creadora, creativa.

Pero no solo usamos esa energía en la sexualidad, sino también para poder generar todas aquellas tareas relacionadas precisamente con el aspecto de la voluntad, con lo que queremos hacer, con lo que queremos poner en el mundo, en el trabajo, en la familia, en la vida de pareja.

De hecho, todo lo relacionado con esta energía está asociado al placer: el sexo satisface, y hacer las cosas bien, llevarlas a buen puerto, también. Y ¿qué es lo contrario a lo creativo, a lo creador? La frustración por no conseguir aquello que se anhela.

LA GENERACIÓN DEL «CULO APRETADO»

El cuadrado lumbar, que es un músculo formidable en forma de abanico que se pasea entre la cresta iliaca y las apófisis laterales lumbares, se acorta, los glúteos potentes con sus tres capas rotan hacia adentro, el dorsal ancho cede a la presión de ambos y la región lumbar pierde la lordosis natural. ¿Resultado? La generación del «culo apretado».

Carlos Alsina explica que la espalda forma parte de nuestra estructura de sostén, y, como tal, constituye el primer sistema de defensa de las agresiones externas, físicas y emocionales, junto con la piel. Lo que se oculta detrás de ese síntoma, muchas veces, es la expresión de dolor del alma.

«No queremos enfrentarnos a ello pues es más fácil manejar un dolor físico que una emoción dolorosa». Hay personas que manifiestan los enfados de forma clara y expeditiva, mientras que otros los reprimen. Son estos últimos los que suelen presentar más patologías dolorosas pues están «tan inflamados» que «explotan» por dentro.

La rabia se muestra de diferentes formas según la persona. En ocasiones lo hace en forma de dolor en los trapecios (parte alta de la espalda y hombros), a veces acompañada de un aumento de la tensión arterial. En otras ocasiones lo hace con un fuerte dolor de estómago o con un dolor muy agudo entre la escápula derecha y la columna vertebral.

El miedo (la emoción más primitiva) o el exceso de responsabilidades, con la consecuente sensación de impotencia, se pueden manifestar con un dolor en la zona lumbar, pues es la que acoge los riñones y, en medicina tradicional china, el miedo se asocia a este órgano. Otras veces suele presentarse como un nudo en el estómago con fuerte sensación de angustia o bien con sensación de inestabilidad y mareo.

VIVIR ASUSTADO Y DOLORIDO

El caso es que cada vez hay más personas con dolor de espalda. Según Ignacio Montero-Ríos esto se debe a que cada vez vivimos más asustados. Álex Cuéllar añade que hay mucho dolor en nuestras vidas y mucho rencor. Los llevamos a cuestas y no los soltamos. Y pone un ejemplo: «Un día un paciente se quejaba de que una vez su padre le dejó en ridículo delante de sus amigos. Decía que no se lo había perdonado nunca. Yo le comenté que eso había ocurrido hacía treinta años y que había durado cinco minutos. Él lo llevaba cargando treinta años, con lo que había mantenido el ridículo todo ese tiempo. Debemos aprender a perdonar el pasado y a perdonarnos a nosotros por querer mantenerlo vivo».

Jorge Carvajal, médico y pionero de la medicina bioenergética, recuerda que aunque los dolores de espalda puedan proceder de emociones no procesadas, no expresadas o reprimidas, «tenemos que aceptar la enfermedad porque somos humanos. Mucha gente muy valiosa humanamente y espiritualmente ha enfermado. Debemos explicarlo para aquellos que creen que enfermar es fracasar. El fracaso y el éxito son dos maestros, pero nada más».

No siempre se consigue con un desbloqueo; las contracturas y las molestias pueden persistir. «A menudo vienen personas a la consulta a quienes no podemos desbloquear o, simplemente, la descontracturación que logramos es temporal. En estos casos se requiere un tratamiento miofascial que consiste en ‘desenroscar’ los tejidos», explica David Ponce. Es el peso de un pasado lejano. «En el sistema miofascial pueden quedar traumas de mucho tiempo atrás».


Publicado originalmente en https://www.cuerpomente.com/salud-natural/tratamientos/emociones-dolor-espalda_7213