Todas somos Cassandra

Uauuuu con este verano. Un verano revolucionario. De descubrimientos. Artistas… y artistas… y más artistas de la vida. ¿Y conoces el mito de Cassandra?

Es la historia de una joven que diciendo verdades está condenada a no ser creída. ¿Consecuencias? Una de ellas, la caída de Troya, como relató Homero hace casi tres mil años.

Volvamos al siglo XXI. María Pérez y Sara Faro, gran revelación del 2023. Se convierten en el grupo Fillas de Cassandra fusionando música tradicional gallega, electrónica y pop vanguardista, con letras sobre mujeres fuertes y empoderadas y mitología griega.

Mi hija me las descubrió hace dos meses en una actuación cerca de Noia, en Galicia. Me volví loco ante su espectáculo con mensaje vitalista de principio a fin. Un soplo de aire fresco en tiempos descreídos. Para el concierto de Madrid en noviembre ya están todas las entradas vendidas.

Mi locura aumentó al día siguiente con la actuación en Cambados de Zeltia Irevire, un trío liderado por la cantautora gallega Laura Zeltia Acuña Barros, una artista atrevida desenfada, auténtica, original. Fusión de estilos también. Acompañada por Cibrán Seixo al violín y Migui Carballido al ritmo del bodhrán, un tambor irlandés que desata el cuerpo. Sin tabúes.

Somos Cassandra. La conexión con el cuerpo es el inicio del camino hacia la trascendencia. También es el gesto, es el movimiento, es el espacio.

Está plasmado en el libro “Panikkar hoy”, con textos de varios autores, entre ellos el de mi hermana Anna Jarque que ha escrito el capítulo “Danza Panikkariana: gesto y espacio en todo”.

Una revolución. La de Raimon Panikkar, un filósofo y teólogo que apostó por el diálogo intercultural e interreligioso. Pisó India por primera vez en 1954: “Me fui cristiano, me descubrí hindú y vuelvo budista sin haber dejado nunca de ser cristiano”. Él, que fue ordenado sacerdote católico en 1946.

Gesto y espacio. Movimiento. Transformador. Bien lo sabe también Natalia Andrea Alfaro Haefner. Utiliza el arte para la inclusión social y el desarrollo comunitario. Y creó en Barcelona hace poco más de dos años la compañía Dones Montbau Teatre, un espacio de libertad creativa para las mujeres desde el teatro social.

“Hoy vas a ser la mujer que te dé la gana de ser”, invita Natalia. Liberador. Sin paripés.

Y “sin paripés” me recuerda la sesión a la que me invitó Judith Benavent, terapeuta integrativa, fundadora de Holistic Barcelona. Una sesión para sanar algo de mí mismo a través de una regresión, una terapia de vidas pasadas.

Ojo. No necesariamente hay que viajar a una vida pasada. No es para curiosear. El objetivo es resolver aquellas manifestaciones que dificultan la interrelación en el día a día. Acompañar al alma al origen de ese síntoma. Desbloquear.

Y empecé a reírme entonces de los paripés. Aunque lo diga, ¿quién lo va a creer? Todas somos Cassandra. Ahhh… Mi amiga del alma está missing, escribiendo un libro sobre ella y un empresario lleno de sorpresas.