El ADN de los gemelos y el factor X

Traspasamos fronteras. A mí me gusta traspasarlas. En ocasiones cagado de miedo. La primera a través de la madre que me parió. Salí como un tapón de líquido burbujeante al aterrizar en este planeta. Eso asegura mi madre muy orgullosa. Después traspasando las fronteras de la propia ciencia indagando sobre la mente y la consciencia, aunque por definición la ciencia ya es eso: avanza al traspasar sus aparentes limitaciones.

Como los hermanos Scott y Marc Kellygemelos monocigóticos, de esos que son idénticos. Y de profesión astronautas de la NASA. El primero de ellos despegó de este planeta (hace unos cuatro años), y cuando volvió de la estación espacial 340 días después, los equipos de investigación constataron que los hermanos ya no eran tan idénticos. Se habían producido modificaciones en la expresión del ADN de Scott.

Si los genes pueden ser influenciables por los cambios del entorno, no es tan extraño que otras investigaciones hayan mostrado que la actitud meditativa también puede provocar cambios en el cuerpo humano. Incluso los pensamientos, emociones, creencias, actitudes… Hace años lo empezó a indagar el popular médico Deepak Chopra.

Y actualmente, tanto médicos de atención primaria, como neurólogos y endocrinólogos hablan del factor X, que no tiene nada que ver con el programa de televisión. Es un factor que incide incluso en los casos de extrema gravedad. Lo plasmé en el reportaje titulado “¿Una actitud cura?

https://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20110319/54129494158/una-actitud-cura.html

Hace unos años recogí las palabras de David Spain, actualmente jefe de traumatología y cirugía de cuidados intensivos y profesor en la Escuela Médica de la Universidad de Stanford quien afirma que hay tres factores que inciden en la supervivencia de una persona en urgencias: la genética del individuo, las circunstancias y los intangibles que llama factor X. Una X que engloba la personalidad del individuo, su actitud… Spain asegura que siguen indagando sobre esta X. Al fin y al cabo, las personas que se sienten víctimas de las circunstancias aumentan su nivel de cortisol, lo que dificulta su recuperación, por nombrar uno de los mecanismos que se desencadenan.

Así que, a pesar de mis miedos o incertidumbres y con todo eso, prefiero navegar entre fronteras con las propuestas transgresoras en su momento como las del psiquiatra y psicoanalista Wilhem Reich y su reivindicación del orgasmo como elemento liberador, desinflando posturas dogmáticas en el contexto de su época.

Y con posteriores aportaciones como las del neurocientífico Antonio Damasio, director del Institute for the Neurological Study of Emotion and Creativity en la Universidad del Sur de California en Los Ángeles, quien muestra que los sentimientos (y tal vez los deseos) son los cimientos de nuestra mente.

O las de Daniel J. Siegel, otro médico, director del Mindsight Institute y codirector del Mindful Awareness Research Center de la Universidad de California Los Ángeles, quien rescata el papel de la subjetividad y su necesidad en esta vida, incluso desde una perspectiva científica. La podemos utilizar para traspasar los límites de nuestra propia mente. Con eso estoy. El factor X entre fronteras.