Darle la vuelta al mundo (y II)

Carai con el vermut, el sol y los libros de mi amiga del alma. Creo que le daremos la vuelta al mundo, sí, como la canción de Calle 13 que sale al final de este artículo.

Sobre todo me llama la atención “Del yo al nosotros”, un libro del abogado Thomas d’Ansembourg, que profundiza en la comunicación no violenta del psicólogo Marshall Rosenberg.

Resumiendo mucho, desarrolla el concepto interioridad humana como un trabajo personal vinculado a lo colectivo. Una manera de reconectar con nosotros mismos, poniendo lo mejor del yo al servicio del nosotros.

Algo parecido que ya apunté la semana pasada con las investigaciones del matemático Philip Uri Triesman, director del Charles A. Dana Center de la Universidad de Texas, quien destaca la idea de colaboración como una de las claves del éxito o fracaso entre estudiantes de Ciencias Exactas.

Ese espíritu de poner lo mejor del yo al servicio del nosotros, me recuerda también a lo que propone Luis Espiga (un ingeniero que ha conocido las profundidades de Silicon Valley, fundador de Triform Institute) en sus seminarios de triformación social.

Pone el acento en la salutogénesis de las organizaciones, sean empresas, ciudades, asociaciones, comunidades, naciones… grupos de personas que comparten un camino.

Como no, Luis Espiga evoca a Otto Scharmer del Massachusetts Institute of Technology, experto en liderazgo. Ambos, entrevistados por mi admirada colega Ima Sanchís en La Contra de La Vanguardia (https://bit.ly/3m2AN7O y https://bit.ly/3bXY7A0).

La propuesta de Sharmer tiene forma de letra. Es la llamada teoría U sobre la transformación social, económica y personal. Una invitación a tomar las riendas ante cualquier crisis, incluso antes de que se produzca.

Tomo las riendas de mi propia U y ahí aparece también el libro “La hora del periodismo constructivo” del incansable Alfredo Casares.

Habla de la escucha paciente y del estímulo ante una conversación social en la que participan todas las voces, incluso las discrepantes. No es fácil porque crece la tendencia a escuchar solo las voces que repiten las de la propia manada. Las demás caen bajo sospecha o inmediatamente son juzgadas. Esta situación genera desánimo y miedo.

Ante el miedo paralizante y depresor el antídoto de Casares: “Necesitamos esperanza. Y no me refiero a una esperanza sedante que edulcore la realidad, sino a una esperanza apoyada en los hechos, en datos, que muestre, inspire y aliente un cambio posible”.

Me quedo con la palabra esperanza que va unida a confianza. Y descanso de tanta lectura.

Llamo a mi amiga del alma. No contesta. Pero escucho su voz que se acerca. ¿Coincidencias? Viene acompañada.

La vista magnífica. El sol superando las nubes reflejando su luminosidad en el mar. Desde Collserola, a pie de Barcelona.

Me indaga con la mirada.

Apabullante, le respondo. Mucha información que asimilar. Pero ¿cómo se concreta?

En realidades, me contesta.

Como las que recogen Julieta Cánepa y Pierre Ducrozet en su libro “Ces jeunes qui changent le monde”. La historia de quince chicos y chicas de entre 14 y 22 años que le plantan cara al mundo y actúan por un futuro mejor. El retrato de una generación que lidera movimientos sociales, lleva a cabo acciones increíbles y desarrolla proyectos muy ambiciosos. Sin fronteras. Entre fronteras.

Como toda la labor que ha realizado y sigue realizando la doctora María Fuentes Caballero por la mujer y su salud. Ahora desde Arcos de la Frontera, años atrás desde Barcelona. Una parte recogida en el libro “Mujeres y salud desde el sur” (ya va por su sexta edición).

Como…

Y mi amiga calla. Coge mi vermut y bebe un poco. Lo saborea. Y habla…

No pararía de mostrarte realidades. De momento quédate con lo que dice Otto Scharmer: “El mundo actual está cruzando un umbral de posibilidades y cambios”. Eso sí, acompañados de arte y ciencia.

Darle la vuelta al mundo… Lo canta Calle 13: “(…) Solo tengo una sonrisa (…) Si quieres cambio verdadero, pues, camina distinto (…) Dame la mano, y vamos a darle la vuelta al mundo” (https://bit.ly/2Nujoba).

¿Te animas? Tiempo de renacer.